El término se hizo bastante popular gracias al programa Ser consumidor, un espacio dirigido por Jesús Soria y que pone de manifiesto, de una manera ágil y dinámica, un montón de cuestiones acerca de cómo tenemos que comportarnos al respecto de nuestro papel como consumidores y usuarios. Así que echarle un vistazo a este blog es bastante oportuno, al igual que lo es revisar aquellos podcast y noticias sobre lo que te hemos anunciado en el título que da entrada a este artículo: la obsolescencia programada.
¿En qué consiste tal cuestión? Pues básicamente de lo que se trata es de tener claro que hoy en día los productos tecnológicos tienen una vida finita mucho más rápida que los que podíamos comprar hace unos años. Pongamos un ejemplo para que veas de qué estamos hablando.
Imaginemos que estamos buscando algunas tiendas de electrodomésticos para dotarnos de todo lo necesario para nuestro hogar (en el enlace que te hemos adjuntado podrás encontrar un montón de ellas). Es verdad que ahora se nos vende como algo excepcional todo lo que tiene que ver con el particular del ahorro eficiente y energético, por eso intentamos encontrar aquellos productos marcados con la A. Los frigos, lavadoras u hornos de antaño no tenían esta clasificación y consumían mucha más energía, así que esta ventaja nos parece muy interesante.
Sin embargo y aunque ahorremos en energía los productos actuales tienen el problema ya comentado de la obsolescencia programada. Da igual que nos gastemos un dinero más o menos elevado, parece claro que en estos momentos todos los productos que vamos a poder conseguir tienen esos defectos que impiden que podamos rentabilizarlos de la mejor manera. Aunque hagamos un uso cuidadoso de ellos al final no nos quedará más remedio que admitir que estamos ante la enésima prueba de que vivimos en un mundo en el que la tecnología nos ha dado muchas ventajas, eso es obvio, pero también nos ha puesto en el borde del precipicio, listos para ser empujados.
Por eso la obsolescencia programada es otro ejemplo más de cómo dependemos de la tecnología. Hoy en día sería inconcebible un domicilio sin frigorífico o sin lavadora. Como ahora lo que interesa es el consumismo más exacerbado, la poca durabilidad de los componentes hará que nuestros electrodomésticos no perduren más allá de la frontera de los ocho o diez años, y eso con suerte. Así que tengamos esto presente por si nos sentimos engañados algún día.